La regla de oro: una buena higiene. Limpia y desmaquilla el rostro dos veces al día, mañana y noche, es primordial. Aunque llueva, haya viento o sol, la piel tiene que estar purificada y tonificada antes de ser hidratada.
Sin embargo, en invierno la piel tiene tendencia a secarse. Esta tirante, enrojecida, y puede aparecer una cierta rugosidad. Son los síntomas de la deshidratación. Una piel bonita, lisa, suave y luminosa, es una piel bien hidratada. La piel de los bebes es la referencia en materia de suavidad por excelencia, contiene un 80% de agua.
Hay que evitar la pérdida de agua creando un barrera protectora que impida que se pierdan las moléculas de agua, consume frutas y verduras a diario, además de cremas hidratantes que nuetren la piel, y no olvides aplicar mascarillas hidratantes al menos 1 vez por semana.
No olvides proteger la zona de los labios, una zona muy frágil, con bálsamos o sticks reparadores. En caso de grietas, aplica una capa espesa, como una mascarilla, varias veces al día.
– Protege también las manos puesto que con llevar guantes no es suficiente. Utiliza una crema, un fluido o un bálsamo y masajea bien desde las muñecas hasta las puntas de los dedos.
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